En línea con lo expresado por AmCham EU y otras cámaras de comercio estadounidenses en Europa, desde AmChamSpain consideramos que el acuerdo marco alcanzado entre la Unión Europea y Estados Unidos supone un respiro para las empresas que se preparaban para una disrupción significativa en las cadenas de suministro globales. El pacto representa una desescalada muy necesaria en la disputa comercial en curso, y aporta mayor certidumbre para las compañías de ambos lados del Atlántico. Sin embargo, la aplicación de un arancel del 15 % sigue representando un aumento considerable en los costes del comercio transatlántico para muchos sectores.
La UE y EE. UU. deben aprovechar este impulso para avanzar hacia un acuerdo permanente, definiendo los aspectos técnicos lo antes posible. La claridad sobre su aplicación, incluyendo los próximos pasos respecto a los aranceles de la Sección 232, será fundamental para las empresas, que necesitan un marco normativo predecible y estable para operar.
Ambas partes deberían ampliar el número de sectores incluidos en la lista de arancel cero del acuerdo, con el objetivo último de establecer una auténtica zona de libre comercio entre ambas orillas del Atlántico.
A largo plazo, es imprescindible avanzar en la cooperación regulatoria y en una estrategia común frente a desafíos geopolíticos compartidos. El compromiso de trabajar más estrechamente en áreas clave como la energía, la defensa, la tecnología y la sobrecapacidad industrial global representa un primer paso constructivo hacia el fortalecimiento de la asociación económica transatlántica.
En este contexto, lograr una mayor alineación normativa y una convergencia estratégica no solo reforzará la competitividad conjunta, sino que también permitirá a ambas potencias democráticas ejercer mayor liderazgo global en un mundo crecientemente fragmentado.
