Pensó que su cáncer infantil había desaparecido. Pero más de una década después, regresó.
Con solo 2 años, a Jordan Gotay le diagnosticaron un tumor de Wilms, una forma rara de cáncer infantil que afecta a los riñones. “Incluso en su peor dolor, Jordan nunca se derrumbó. Seguía diciendo: ‘Este es mi camino, y sé que hay un plan más grande para mí’”, dijo su abuela, Esperanza “Perry” Batista, quien se convirtió en su cuidadora principal. “Él es mi roca”.
Ahora, con 17 años, el viaje de Jordan ha sido todo menos ordinario.
Después de su tratamiento inicial en el Hospital Riley para Niños en Indianápolis, Indiana, donde se sometió a una cirugía para extirpar un riñón y varias rondas de quimioterapia, su familia creyó que el cáncer había quedado atrás. “Cuando tenía 5 años, pensamos que habíamos terminado”, recuerda Batista. “Los médicos nos aseguraron que no volvería”.
Pero en septiembre de este año, más de una década después de su diagnóstico inicial, el cáncer regresó. Jordan y su familia, quienes viven en Miami Gardens, ahora enfrentan otra batalla. “Fue un shock”, dice Batista. “Él se sentía bien, iba a la escuela, y luego recibimos la llamada después de una resonancia magnética. Había regresado a sus pulmones y se había propagado rápidamente. En cuestión de días, no podía caminar. Era como si el cáncer se hubiera despertado”.
Jordan pasó semanas en el Hospital Infantil Joe DiMaggio y en el Hospital Baptist, soportando agotadoras rondas de quimioterapia y radiación, seguidas de un tratamiento avanzado de células madre en el Hospital Infantil Holtz en Miami.
A pesar del impacto, se mantuvo decidido. “Solo sigo el flujo”, dice Jordan. “No hay nada que puedas hacer al respecto en este momento, así que solo veo qué pasa”. Sandra Muvdi, una de las trabajadoras sociales de Jordan en la Fundación Jessica June para el Cáncer Infantil, describió el impacto del apoyo de la comunidad para ayudar a su familia en tiempos difíciles.
“Cuando hablé por primera vez con la abuela de Jordan, enfrentaba una crisis médica, emocional y financiera”, dijo Muvdi. “Intervenimos para cubrir dos meses de alquiler, pagar las facturas de servicios públicos y proporcionar tarjetas de regalo para alimentos. El alivio fue inmediato: evitó el desalojo, la pérdida de electricidad y el hambre, permitiéndole concentrarse completamente en el cuidado de Jordan”. La resiliencia de Jordan ha inspirado a quienes lo rodean, incluida Batista, quien lo describe como “un luchador”.
Un recuerdo se destaca para ella: la visita de un perro de terapia en el Hospital Infantil Joe DiMaggio en Hollywood. “Jordan estaba decaído ese día, pero el perro simplemente se acostó junto a él, como si supiera por lo que estaba pasando”, dice. “Fue increíble. Le dio consuelo cuando más lo necesitaba”. Actualmente completando su último año de secundaria a través de la educación en casa, planea asistir a la universidad en Florida para estudiar tecnología. Él y su abuela están trabajando juntos para dar los siguientes pasos en su educación.
“Tenemos una lista, y estamos revisando las universidades ahora mismo”, explica Batista. “Vamos a empezar a aplicar, pero solo para que él esté en Florida el primer año. Después, podrá ir más lejos, pero quiero estar segura de que esté completamente recuperado primero”.
La pasión de Jordan por la tecnología ha sido una fuerza impulsora en sus planes. “Siempre me ha interesado la tecnología”, dice. “Quiero ser un experto en tecnología y trabajar desde casa”. Batista añade: “Mi hija trabaja en informática, así que Jordan siempre se ha inspirado en ella. Comenzó con el streaming y ahora quiere llevarlo más lejos”.
El amor de Jordan por los videojuegos ha sido tanto una pasión como un mecanismo de afrontamiento.
“Me gusta Smite, me gusta Fortnite. Juego cualquier cosa. No importa lo que sea”, dice Jordan.
Batista considera sus hábitos de juego nocturno con un toque de humor, diciendo: “Puedes quedarte despierto hasta las tres de la mañana, pero más vale que estés despierto a las 7:30 a.m. para la escuela”. “Definitivamente, los videojuegos me ayudaron a superar los momentos difíciles”, dice. “Me ayudaron a mantenerme positivo”. Batista está de acuerdo: “Esto es lo que lo mantuvo cuerdo. Cada vez que estaba decaído, recurre a los videojuegos”. A pesar de todo, la positividad de Jordan permanece intacta.
Batista atribuye eso, en parte, al apoyo familiar.
“No es fácil, pero cada día es un día mejor”, dice. “Todos hicimos sacrificios por Jordan, pero eso nos unió más. Fue un esfuerzo de todos: yo, mi hija, sus hijos, todos juntos para salir adelante”. Para Jordan, su abuela ha sido su mayor fuente de fortaleza. “Ella es la persona más cercana a mí”, dice. “Me ha enseñado mucho: cómo ser responsable, cómo cocinar y limpiar. Ella ha sido mi roca”.
Mirando al futuro, Jordan se mantiene enfocado en sus metas y en la vida que imagina para sí mismo. Los deseos de Jordan incluyen una computadora portátil y un PlayStation VR, reflejando su pasión por la tecnología y los videojuegos. “Hay muchas cosas de tecnología que todavía necesito”, explica. “Por eso pedí esas cosas”.
“Cualquier cosa para mantenerlo entretenido y feliz”, dice Batista. “Si pudiera traerle el mundo, lo haría”. Con el apoyo de su familia y su inquebrantable determinación, Jordan ha demostrado que, incluso frente a los mayores desafíos de la vida, siempre hay una razón para seguir luchando.
Al reflexionar sobre su lucha, ofrece un mensaje de optimismo: “Siempre hay luz al final del túnel, así que mantén la cabeza en alto”.