Comienzo mi artículo con esta pregunta provocadora. Y lo hago desde mi visión como formadora de mujeres políticas desde hace 20 años, conocedora de sus inquietudes y aspiraciones por alcanzar un mundo mejor. Y es desde esa perspectiva que me di cuenta de que la unanimidad y el sentido que acompañaba a la conmemoración del Dia Internacional de la Mujer se acabó.
Me explico. Nadie puede negar los extraordinarios avances alcanzados desde mediados del siglo18, cuando las sufragistas lucharon y muchas dieron sus vidas para conquistar lentamente elementales derechos civiles y políticos. De hecho, teniendo unanimidad en la lucha, tomó siglo y medio para que la mayoría de los países del mundo aprobaran el derecho al voto de la Mujer. Con el paso del tiempo, esta lucha fue ampliando su alcance.
Se hizo más compleja y diversa en sus banderas. Las banderas de esta época incluyen el reconocimiento de las identidades de género no binarias, la lucha a favor del aborto y contra el acoso sexual y la violencia de género, así como la promoción de la diversidad y la inclusión en todos los ámbitos de la vida.
También aparece con mucha fuerza el discurso anti estereotipos: nace el feminismo descolonial (contra el predominio de la raza blanca como modelo de éxito social), el feminismo gordo (contra la delgadez impuesta por el mundo de la moda) y hay una mayor unión con el movimiento LGTB, queer y de liberación sexual. Otra tendencia importante en el feminismo actual es la lucha contra la desigualdad económica, exigiendo políticas para fomentar la igualdad de oportunidades y de salarios en el mercado laboral y acabar con la discriminación por razones de género. Lo mismo en relación a la mayor incorporación en sectores mayormente masculinos como la ciencia y la tecnología.
Esta poli-bandera de lucha se ha amplificado por el apoyo de los organismos internacionales, el activismo presencial, las figuras de Hollywood y las redes sociales, todo muy consustanciado con la agenda 2030 de los Objetivos del Mileno impulsado por las Naciones Unidas y el Foro Económico Mundial. Muchas definen esta época como la cuarta ola del feminismo.
La intensidad de esta ola ha generado -a su vez- una ola reactiva en contra, personificada por hombres y mujeres que no se identifican con esas demandas, que rechazan la llamada “Ideologia de género,” y han decidido alzar su voz y retomar banderas a favor de la familia, el rechazo al aborto y a las múltiples expresiones de género, que consideran lesivos a la identidad de niños, niñas y adolescentes.
El rechazo es tal que no es extraño encontrar en las redes sociales el adjetivo de feminazis, como término que se atribuye a aquellas mujeres o movimientos vistos como extremistas, que desnaturalizan la esencia femenina. De hecho- por su impacto- ya han logrado la aprobación de leyes-como en Italia y en algunos Estados de USA- que sólo reconocen el género masculino y el femenino, prohibiendo también el matrimonio entre personas de igual sexo asi como las terapias y operaciones para cambios de sexo.
Como formadora de lideres mujeres interesadas en participar en la política, constato que la lucha inicial se ha complejizado y diversificado de tal magnitud que es válido interrogarse ¿estamos una evolución, un retroceso o una desnaturalización de la lucha que se conmemora el 8M?
MI percepción es que esta amplísima diversidad de temas o banderas que abraza el feminismo actual ha dispersado los objetivos esenciales que dieron sentido al 8M, afectándose negativamente los logros que se venían alcanzando en la lucha por la paridad y en la participación política de la Mujer.
Este retroceso en la presencia de la mujer en los cargos de elección popular ya ha sido constatado por las Naciones Unidas, organización que ha apoyado a fondo esta pluri-bandera del movimiento feminista actual. Por ello, no me extraña que el Foro Económico Mundial estime que alcanzar la paridad también pueda tomar un siglo y medio más.
Nos encontramos entonces ante una paradoja: hay más personas género-diversas en la sociedad, pero hay menos mujeres en los espacios políticos para defender sus intereses, fortaleciendo así el “sistema patriarcal” contra el cual luchan.
Además de que ahora existe una tendencia en contra del feminismo, terminando asi con la unanimidad que otrora gozó este movimiento.
Ante esta situación género-diversa, que más bien podría considerarse como una lucha por la identidad ¿Será hora de cambiarle el nombre al Dia Internacional de la Mujer?