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viernes, diciembre 12, 2025

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Griselle Marino: La mujer que le dio voz a Miami, del periodismo a la defensa comunitaria

En toda comunidad existen figuras que no solo ocupan espacios, sino que los transforman. Personas que llegan para hacer, no para parecer; que escuchan más de lo que hablan; que entienden que servir es un privilegio. Entre esas voces imprescindibles se encuentra Griselle Marino, Directora del Miami-Dade County Hispanic Affairs Advisory Board (HAAB) y reconocida periodista con una sólida trayectoria en Telemundo, donde durante años se convirtió en referente de credibilidad, cercanía y compromiso con la comunidad hispana del sur de la Florida.

Hablar de Griselle es hablar de una mujer que ha tejido su historia a pulso, desde la mirada aguda del periodismo hasta el complejo universo de las políticas públicas. Una profesional que, en vez de cambiar de rumbo, lo extendió: del micrófono al servicio comunitario, de la pantalla al impacto directo, de la noticia al acompañamiento. En cada etapa, su motor ha sido el mismo: la convicción profunda de que la comunidad hispana merece ser escuchada, representada y respetada.

Su vida es un testimonio del poder de la palabra: la palabra pronunciada con responsabilidad, la palabra que denuncia, la palabra que educa, la palabra que acompaña, la palabra que defiende. Pero también del poder del silencio: ese silencio que permite escuchar las historias que otros olvidan, las necesidades que no siempre se ven y las oportunidades que aún no existen.

Este perfil no busca narrar solo la carrera de una mujer: busca retratar el espíritu de una líder cuyo impacto en Miami trasciende los titulares y las estadísticas. Porque la historia de Griselle Marino es, también, la historia de una ciudad en transformación, la historia de una comunidad que encontró en ella una aliada incansable.

La raíz de una comunicadora

En cada profesional excepcional existe un origen que marca destino. Para Griselle, ese origen estuvo siempre ligado a la curiosidad: una necesidad innata de observar, cuestionar y comprender. Desde muy joven, descubrió que su forma de conectar con el mundo era a través de las historias. No como simple narración, sino como herramienta de cambio.

En su voz, aún hoy, se percibe la cadencia natural de quien ha aprendido a articular emociones ajenas, a traducir experiencias, a dar forma a aquello que otros sienten pero no saben expresar. Su formación académica y su sensibilidad humana sembraron la base de una comunicadora integral: rigurosa, empática, incansable.

Cuando habla de sus primeros pasos, recuerda la fascinación por los noticiarios y la manera en que los periodistas eran capaces de influir en la vida pública desde una pantalla. No le atraía la fama ni el reflector; le atraía la posibilidad de informar con propósito.

Esa convicción la acompañó siempre: informar para empoderar, comunicar para transformar.

Telemundo: La escuela de la verdad y la cercanía

La carrera de Griselle Marino en Telemundo representa una etapa fundamental, no solo en su vida profesional sino en la memoria colectiva de la audiencia hispana de Miami. Desde sus primeros reportajes, quedó claro que no era una periodista más: era una reportera con una sensibilidad especial para narrar historias humanas.

Sus coberturas abarcan temas complejos: inmigración, crisis sociales, desastres naturales, política local, emergencias comunitarias y eventos culturales. Pero lo que la distinguía no era la temática, sino su enfoque. Mientras otros reporteros buscaban la noticia, Griselle buscaba el impacto. Se detenía en los detalles, miraba a los ojos de sus entrevistados, daba espacio a voces que nunca habían tenido micrófono.

En un entorno mediático acelerado y competitivo, su trabajo se destacó por su equilibrio entre profesionalismo y humanidad. Su periodismo no era sólo informativo, sino emocional. Entendía que detrás de cada dato había un rostro, detrás de cada cifra había una familia, detrás de cada política había vidas en juego.

El público la reconocía por esa cualidad cálida, transparente y confiable que solo tienen quienes hablan desde la verdad.

Durante sus años en Telemundo, desarrolló una reputación impecable: rigurosa en la verificación, responsable en la narrativa, leal a la ética periodística. Su nombre se convirtió en sinónimo de credibilidad. Y en una comunidad donde la información puede significar oportunidades, seguridad o supervivencia, su labor fue especialmente significativa.

Para miles de espectadores, Griselle Marino fue una puente entre el poder y la gente. Entre la información y la comprensión. Entre el caos y la calma.

La periodista que entendió antes que nadie las necesidades de su comunidad

Mucho antes de ocupar un cargo público, Griselle ya ejercía una función social desde el periodismo. Durante sus reportajes, detectaba patrones: necesidades desatendidas, poblaciones vulnerables, conflictos invisibles, trámites incomprensibles, falta de representación en instituciones clave y un sentimiento generalizado de desamparo entre sectores de la comunidad hispana.

Cada vez que entrevistaba a una madre inmigrante, a un emprendedor latino sin acceso a recursos, a un joven soñador con miedo al sistema migratorio, a trabajadores esenciales sin voz en los medios, su convicción se fortalecía: algo debía hacerse desde adentro, no solo desde afuera.

El periodismo le permitió ver. La gestión pública le permitiría actuar.

Ese pensamiento comenzó a germinar con fuerza hasta convertirse en decisión. Sin abandonar su esencia de comunicadora, empezó a explorar el universo de las instituciones, asesorías, juntas comunitarias y organizaciones locales. Se involucró, preguntó, analizó, colaboró. Y pronto descubrió que la representación hispana no era sólo necesaria: era urgente.

El destino la llama: el salto hacia el servicio público

Cuando la oportunidad de integrarse al Hispanic Affairs Advisory Board (HAAB) llegó, Griselle entendió que era más que un cambio profesional: era un llamado. Una manera de transformar desde la raíz todo aquello que había observado desde la pantalla. Una forma de convertir la denuncia en propuesta, la observación en acción, la historia en política pública.

El HAAB, adscrito al gobierno de Miami-Dade County, tiene una misión central: asesorar, proteger y promover los intereses de la comunidad hispana del condado. Su influencia abarca políticas sociales, educación, servicios públicos, integración migratoria, emprendimiento, vivienda, y representación cultural.

Ser directora de este organismo exige habilidades múltiples: liderazgo, sensibilidad, conocimiento institucional, visión estratégica, capacidad de escucha y firmeza ética. Pero sobre todo, exige compromiso genuino. Un compromiso que no se aprende: se vive. Y eso, precisamente, es lo que define a Griselle.

Al asumir la dirección, trajo consigo una perspectiva única: la mirada periodística. Sabía cómo escuchar, sabía cómo preguntar, sabía cómo leer entre líneas. Sabía detectar historias que representan problemas estructurales, necesidades que requieren políticas específicas, tendencias que anticipan desafíos futuros.

La líder que transforma el HAAB

Bajo su dirección, el Hispanic Affairs Advisory Board ha reforzado su rol como puente entre la comunidad y las autoridades. Griselle Marino ha impulsado programas orientados a:

  • Fortalecer el acceso de los hispanos a servicios públicos.
  • Promover oportunidades de emprendimiento.
  • Impulsar educación cívica y participación electoral.
  • Apoyar a mujeres latinas en procesos de liderazgo.
  • Acompañar a inmigrantes en momentos de crisis.
  • Visibilizar a jóvenes hispanos en proyectos académicos y profesionales.
  • Fomentar la cultura como herramienta de cohesión y pertenencia.

Su gestión se distingue por dos cualidades que pocas veces aparecen juntas: visión administrativa y sensibilidad humana.

Ha construido relaciones sólidas con líderes comunitarios, organizaciones sin fines de lucro, universidades, medios de comunicación, consulados, cámaras de comercio y oficinas gubernamentales. Y al mismo tiempo, mantiene un contacto directo con la gente: asiste a foros, escucha testimonios, visita comunidades vulnerables, participa en talleres, orienta, acompaña.

Su liderazgo no se ejerce desde un escritorio; se ejerce desde el territorio.

La periodista que nunca dejó la profesión

Aunque ya no trabaja en televisión, Griselle no ha abandonado el periodismo: lo ha transformado en una herramienta estratégica para su función pública. Su habilidad para comunicar la convierte en una directora capaz de traducir políticas complejas en información clara y accesible para la comunidad.

Comprende profundamente que la información es poder. Y que un hispano informado es un hispano empoderado.

Por eso, continúa utilizando sus habilidades mediáticas para:

  • Explicar programas gubernamentales.
  • Desmentir rumores que afectan a los inmigrantes.
  • Guiar a familias en momentos de emergencia.
  • Informar sobre oportunidades laborales y educativas.
  • Promover la integración cultural.
  • Humanizar la relación entre gobierno y ciudadano.

Su voz sigue siendo la misma que el público recuerda: firme pero cálida, profesional pero cercana, clara pero profunda.

Una defensora natural de la comunidad hispana

La trayectoria de Griselle Marino puede resumirse en una palabra: servicio. Pero cuando se observa de cerca, se comprende que se trata de un servicio genuino, no protocolario. Un servicio que nace del entendimiento del dolor ajeno y de la necesidad de aportar soluciones concretas.

Muchas de las historias que escuchó como periodista siguen acompañándola. No las dejó en la sala de redacción ni en la memoria del televidente; las llevó con ella al ámbito de la gestión pública. Y desde allí, ha logrado que políticas, iniciativas y recursos lleguen a quienes más los necesitan.

En reuniones cerradas con autoridades, su voz es firme. En encuentros comunitarios, su voz es cálida. En entrevistas, es clara. En momentos de crisis, es serena. En todos los casos, es auténtica.

Porque cuando una mujer tiene vocación de servicio, su voz no se impone: se ilumina.

La mujer detrás del cargo: carácter, ética y propósito

Conocer a Griselle Marino más allá de su rol institucional es descubrir a una mujer disciplinada, profundamente ética, espiritual, sensible, intensa y resiliente. Una mujer que habla con claridad, pero escucha con aún más atención. Una mujer de convicciones firmes, pero de alma generosa.

Su fuerza interior proviene de múltiples fuentes: la familia que la formó, los desafíos profesionales que superó, las historias de vida que la marcaron, los momentos en que tuvo que sostenerse sola y los momentos en que descubrió que no siempre hay que hacerlo todo sola.

Su presencia inspira confianza. Su mirada transmite sinceridad. Y su determinación invita a otros a actuar. Es una líder que no busca elogios, sino resultados. Que no busca ser protagonista, sino facilitadora. Que no acumula puestos, sino impactos.

Griselle Marino hoy: el presente que construye futuro

Como Directora del HAAB, Griselle se encuentra en una etapa de expansión profesional y personal. Está desarrollando proyectos que integran tecnología, civismo, inclusión, cultura y comunicación estratégica. Su visión apunta hacia un Miami más equitativo, más inclusivo y más representativo del extraordinario mosaico latino que lo compone.

Al mismo tiempo, continúa siendo un referente para periodistas jóvenes, mujeres hispanas que buscan abrirse camino en el liderazgo, emprendedores que requieren orientación, familias que necesitan apoyo y comunidades completas que ven en ella una voz confiable.

Su misión no ha cambiado desde sus días en Telemundo: informar para empoderar, servir para transformar. Lo que ha cambiado es la magnitud de su impacto.

El legado en construcción

El legado de Griselle Marino no es un monumento; es un movimiento. No se mide en premios, sino en vidas tocadas. No se resume en cargos, sino en puertas abiertas. No se narra solo en titulares, sino en testimonios cotidianos de personas que encontraron en ella una guía.

Ella ha redefinido lo que significa liderar dentro de la comunidad hispana. Y ha demostrado que el servicio público puede ser ético, humano, transformador y profundo cuando se ejerce con vocación verdadera.

Su historia continúa escribiéndose, día a día, reunión tras reunión, iniciativa tras iniciativa, comunidad tras comunidad. Pero ya es evidente que, cuando se hable de la evolución de la representación hispana en Miami, su nombre ocupará un lugar destacado.

Porque hay personas que informan.
Personas que lideran.
Personas que sirven.

Y hay quienes logran hacerlo todo al mismo tiempo.
Ese es el caso de Griselle Marino.

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