Por Mireya Rodriguez*. Son numerosos los análisis sobre el actual panorama electoral en Argentina. Esto lo escribo especialmente para quienes están fuera y han pedido mi opinión sobre este último tramo de la campaña.
La mayoría de los análisis se basan en la descripción de la coyuntura politica, donde se logró dibujar un escenario de tres tercios, claramente repartido entre las tres principales figuras con puntajes superiores a 20%.
Esta realidad de liderazgo compartido, desplazó -temporalmente- la ya profunda grieta que ha caracterizado no sólo al sistema político argentino, sino al sistema regional e internacional. Y, por novedoso, ha dado lugar a las más variadas piruetas en las estrategias de campaña.
El candidato de la Libertad Avanza –Javier Milei– inició con las banderas de erradicar lo que él denomina “la casta politica” para luego hacer acuerdos con lo más rancio del sindicalismo peronista. La principal oferta de la dolarización se fue desdibujando, al punto de ser apenas nombrada en la última semana.
Y para cerrar, se apropió de la propuesta del cambio que hasta hace nada enarbolaba en exclusividad la candidata de Juntos por el Cambio. Se le ha visto sin un equipo sólido que lo respalde, no sólo a nivel de futuros funcionarios sino a nivel regional, local y legislativo.
La candidata de Juntos por el Cambio –Patricia Bullrich– inició haciendo énfasis en su experiencia para enfrentar los severos problemas de inseguridad y narcotráfico que sufren los argentinos.
Luego se lanzó de frente en contra del kirchnerismo -como sinónimo de todo lo malo que hay que extirpar: corrupción, centralismo y autoritarismo- para luego cerrar con una apelación a la gobernabilidad, sustentada en una propuesta integral para el país, con un sólido equipo partidista y ministerial, con referentes triunfadores en las elecciones regionales y locales y una importante bancada legislativa.
Todo ello para hacer realidad los cambios que está proponiendo al país. Frente a estas fortalezas, su debilidad es la oratoria y el slogan “para siempre”, que suena idílico en nuestras sociedades turbulentas.
El candidato del Gobierno –Sergio Massa– en su triple rol de Ministro-Candidato y Presidente en ejercicio decidió prometer lo que no cumplió en estos cuatro años la dupla Fernández- Fernández, acompañado de una muy buena narrativa y spots publicitarios.
Se notó la asesoría española. Como cree que perderá, decidió lanzar la casa por la ventana, regalando dinero a diestra y siniestra, comprometiendo al máximo las finanzas públicas, dejando una muy delicada situación macroeconómica a quien vaya a ser el o la ganadora.
Dicho esto, las aguas electorales están muy caldeadas. La población se alista para dar su veredicto este próximo domingo 22 de octubre. Ya veremos si hay o no segunda vuelta.
Para saberlo, serán claves estos últimos días. Cualquier imprevisto puede alterar los planes y el ánimo de la gente, alimentado por las pulsiones del hartazgo (que busca destrucción) y las del miedo (que busca seguridad). En términos académicos, se trata de una puja entre la gobernabilidad y la ingobernabilidad, con todo lo que ello implica.
Dependiendo de cómo se alimenten esas pulsiones -hartazgo o miedo-veremos si este domingo se impondrá un/a ganador/a en primera vuelta o si se prolongará un mes más esta agonía electoral, que está destruyendo la economía y los bolsillos de la gente.
¿Mi pronóstico? está dividido entre lo que suelen hacer las sociedades en coyunturas como ésta y lo que deseo como ciudadana del mundo. Lo que observo es que nuestras sociedades tienen una inclinación suicida que busca el castigo, aunque luego queden entrampadas en él.
“Lo que observo es que nuestras sociedades tienen una inclinación suicida que busca el castigo, aunque luego queden entrampadas en él”
Mi deseo como ciudadana está en buscar el cambio con visión, decisión, estrategias, equipo y poder político para hacerlo posible. El fiel de la balanza lo decidirá la cultura política, como engranaje psicológico que podria ayudar a gestionar las emociones de la ciudadanía.
Este domingo, el destino político de Argentina pende en la balanza, y la pregunta es si su cultura política optará por abordar el dilema entre el hartazgo y el miedo de manera impulsiva como un adolescente o con la madurez de una visión adulta. Sea cual sea la elección, el país se encamina hacia un capítulo decisivo de su historia.
*Consultora, escritora y analista política. Coach, formadora de mujeres politicas y facilitadora de diálogos. Conferencista.